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Pequeñas Sabidurías del Fútbol Argentino: A los directores técnicos (PARTE 13)

Diario Mendoza comparte, en exclusiva, fragmentos del libro "Pequeñas Sabidurías del Fútbol Argentino" del escritor mendocino Pablo Rolando Marianetti que repasa consideraciones futboleras "que hasta el 2022 permanecían olvidadas".

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Al leer este librito alguien dirá que esconde un pequeño director técnico en potencia y le responderé que en Argentina somos millones los potenciales D.T. entre los que me encuentro. 

Pero en realidad un director técnico necesita otras virtudes además de las sabidurías mencionadas aquí, tales como cierta psicología y manejo de grupos de las que carezco. 

Sin embargo confío en ayudarles con estas pequeñas certezas, si es que aún no las han incorporado. 

Porque aquí hemos señalado aciertos y errores en tácticas y técnicas que pueden aplicarse y comprobarse en la búsqueda de belleza y eficacia que todo fútbol pretende. 

Esa búsqueda atañe a nuestros maestros educadores en fútbol, los directores técnicos. 

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César Luis Menotti, campeón del mundo 1978

Ellos podrán transmitirlo a sus jugadores y viendo el juego aprenderán también los espectadores. Y antes que ellos aprenderán también los periodistas deportivos, que deben explicar bien lo que sucede en una cancha. Y que nuestra selección llegue al máximo aplicando estas conveniencias en sus futuros torneos. 

El primer deber de un Seleccionador es saber elegir. 

Y el segundo es jugarse por aquellos que eligió, darles continuidad, rodaje. 

Uno solo será el mejor diez, otro el mejor nueve, otro el mejor cuatro, o el mejor arquero… Así tendrá en principio sus once jugadores titulares y podrá elegir además once segundos mejores en cada puesto por las dudas para aplicar distintas estrategias, o para cubrir los relevos necesarios por cansancio o lesiones, o fallas que puedan suceder.   

Muchos ex–jugadores que hoy son directores técnicos han sabido atesorar esas viejas sabidurías del noble deporte. 

Sus personalidades aptas para dirigir equipos, habiendo compartido sus vivencias, entienden lo que necesitan a cada momento. 

Ellos logran ensamblarlos para encontrar el funcionamiento ideal, sin perder la idea del conjunto. 

Tanto el equipo que salga campeón como el que descienda llegará a ese punto sin poder responsabilizar a uno solo de sus jugadores, será el logro o el fracaso de todos. 

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Carlos Salvador Bilardo, campeón del mundo 1986

Y en especial, más responsabilidad que cualquier jugador de manera individual, tendrá el Director Técnico, porque define la táctica y la estrategia, elige el capitán que manda dentro de la cancha, deberá elegir el mejor arquero, deberá cuidar su jugador estrella y para no sobrecargarlo buscar un segundo creativo desde el mediocampo, buenos defensores, volantes de sacrificio, delanteros eficaces y un centro delantero que aproveche las oportunidades… 

Necesitará jugadores bien combinados para jugar y ganar. 

A estos directores técnicos puede decirles algunas pequeñas certezas también. 

Por ejemplo, cuando deban realizar un cambio durante el partido, un solo jugador por vez, no dos o tres al mismo tiempo. 

Eso hacían los sabios directores técnicos del ayer, algunos de los nuevos prefieren realizar dos o tres cambios al mismo tiempo y no resulta conveniente. 

Lo habitual sería que durante el primer tiempo no haya cambios, de no haber lesiones de por medio producidas en el partido. 

El cansancio aparece recién a los quince o veinte minutos del segundo tiempo, donde se puede reemplazar al agotado. 

Si el cambio fuera por cuestiones tácticas, decidido después en el primer tiempo, puede efectuarse durante el entretiempo y salir con su reemplazo a jugar el segundo tiempo. 

Es decir, lo conveniente es que los cambios aparezcan en el segundo tiempo. 

Ahora bien, ¿Por qué conviene que sean de a uno por vez,  ni de a dos ni de a tres?

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Lionel Scaloni, campeón del mundo 2022

Porque cuando ingresa un jugador por otro, necesita unos minutos para integrarse al equipo que ya viene funcionando. 

Luego de acuerdo a ese nuevo rodar podemos evaluar y decidir el segundo cambio, si fuera necesario. 

Ya sea por lesión o por su cansancio, o por cuestiones tácticas, o incluso hasta para demorar el juego o enfriar un partido si se quiere, ese segundo cambio debe llegar al menos diez minutos después del primero. 

Y del mismo modo, podrá llegarse a un tercer cambio, sin apuro. Recordemos que cada cambio modifica el equipo ideal pensado para salir al campo en el trabajo de la semana. 

Aquellos técnicos que pretenden introducir dos  o tres cambios a la vez lo que logran es desorganizar el equipo varios minutos, hasta que todos sus jugadores comprenden quién jugará donde para volver a tender esa red de contención del rival y de circulación del balón en ataque. 

Pues cuando se realiza un cambio el jugador que ingresa sabe cuál será su función. Todo el equipo la conoce, se adapta y se ensambla rápidamente. 

Luego, según marche el desempeño grupal  se evaluará si conviene efectuar o no un segundo relevo. 

Dos o tres cambios a la vez representan una apuesta a la buena suerte más que una estrategia, hasta parece un alarde de sapiencia falsa, porque nadie puede adivinar el futuro del encuentro, si tendrá algún lesionado, cómo reaccionará el rival, cómo ingresará nuestro jugador, en fin. 

Quien gasta todos los cambios queda jugado y sin fichas, hasta hubo casos en que tuvo que atajar un jugador cuando algún arquero tuvo una lesión o fue expulsado del encuentro. 

Queridos Directores Técnicos, conserven esa prudencia necesaria y esa serenidad para realizar de a uno los cambios.  Uno primero y si hace falta otro después. Y si hace falta un tercero, después. Recuerden que el Técnico nunca debe ser la estrella, porque así no beneficiará a su equipo, ni dejará crear a sus estrellas. 

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Carlos Bianchi, campeón del mundo con Boca y Vélez

Otro consejito: 

Como decía César Luis Menotti, más vale hablar en la semana que gritar durante el partido. Los jugadores deben jugar tranquilos, conociendo su tarea ante cada situación, sin tener que estar mirando al banco para ver qué opina el técnico, si es que quiere dar alguna señal. 

Para eso existen los entrenamientos, donde se habló y practicaron previendo una situación u otra. Y ante alguna duda además,  tienen capitán en la cancha. 

El buen Director Técnico dará pocas indicaciones durante el partido, les brindará mucha confianza. Además leerá lo ocurrido durante el primer tiempo y tendrá todo el descanso del entretiempo para hablarles nuevamente sobre cómo encarar el resto del partido. En esa charlas puede modificar algo si lo desea. 

Durante el partido gritar indicaciones a cada jugador no ayuda demasiado, incluso puede generar incertidumbre, un error que hoy se comete bastante. 

Los partidos a veces se transforman así en un malón, un drama, una guerra, y no lo son. 

Este juego requiere cierta serenidad y precisión para poder organizarse, construir, recomenzar, elaborar y sorprender...

Y cuando se pierde la pelota exige defenderse bien, correr en equipo, escalonados, con entrega sí, pero también con precisión, y acierto, procurando recuperar la pelota en lo posible sin cometer faltas. 

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Héctor Veira, campeón del mundo con River

El que haga mejor las cosas en un torneo saldrá Campeón y  no será el equipo más apurado, ni el más valiente, menos el más desesperado. Apurados, valientes y desesperados podemos ser todos pero no todos seremos el campeón. 

Argentina logró salir campeón mundial esta tercera vez, gracias a un tercer Director Técnico que supo reflexionar y establecer sentido común, sin dramatizar ni pretender reinventar el fútbol, respetando la sabiduría de unas cuantas verdades conocidas durante su experiencia como jugador campeón y como miembro de equipos técnicos, durante décadas, las que supo atesorar sin olvidos. 

Las malicias, las idolatrías de jugadores, los apuros, las tácticas erradas que no incorporen calidad ni efectividad, ni destreza, ni eficacia, ni nobleza deportiva… deben descartarse de entrada. 

No debe jugarse con línea de tres en el fondo porque no es opción. Si empezaste con línea de cuatro y de pronto estás perdiendo el partido por uno a cero y se te ocurre armar con línea de tres en el fondo, lo más probable es que pierdas luego dos a cero. 

Si armaste línea de cinco seguirás perdiendo uno a cero.

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Jose Pastoriza, técnico campeón del mundo con Independiente de Avellaneda

La defensa deben ser cuatro, un número par para marcar bien ambos perfiles y no molestar la visión del propio arquero con un líbero delante suyo. 

Si te expulsan un jugador, ganando, empatando o perdiendo, jugá con un solo delantero, (4-4-1). 

Si te expulsan dos jugá con un delantero y un mediocampista menos (4-3-1) 

Si te expulsan tres jugadores jugá con un delantero y dos mediocampistas menos, (4-2-1)

Pero no desarmes los cuatro de la defensa porque ellos además de defender son los que saben salir jugando sin perder la pelota y enviarla adelante en busca del compañero atacante, de modo que tengan posibilidad de convertir. 

Si vas perdiendo podrás empatar, si vas empatando podrás ganar. Y si vas ganando, o en cualquier caso, podrás mantener el resultado. 

Hay técnicos que buscando un empate ponen cinco delanteros y pierden por más goles, porque jamás les llega la pelota y cuando les llega jamás deciden quién hará el gol. 

Vale decir, lo último que se toca en un equipo de fútbol es la línea de cuatro del fondo que defiende nuestro campo y sabe salir de allí adelante. 

Todo ello al menos en nuestro fútbol argentino, que convengamos, no es tan diferente en el resto del mundo.                                                

                         

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José Néstor Pekerman, multicampeón del mundo con los juveniles argentinos

                   Pero esas pequeñas características de juego o estilos que los países tienen, los llevan a salir campeones, y cuando pretenden cambiar, los llevan al fracaso. 

Viví como hincha el campeonato mundial 78 con catorce años de edad y el del 86 con veintidós años de edad, en ambos fui inmensamente feliz. 

Nuevamente fui feliz el 2022… Como hincha de Argentina, con cincuenta y ocho años de edad, pude disfrutar a nuestra selección campeona del mundo por  tercera vez… Y en este capítulo dedicado a los Directores Técnicos se lo agradezco profundamente a Lionel Sebastián Scaloni, por su mesura, por su astucia, por su capacidad para corregir algún desacierto propio y por su gran respeto por nuestro fútbol argentino. 

Reproducción del Capítulo Décimo del libro "Pequeñas Sabidurías del Fútbol Argentino" escrito por Pablo Rolando Marianetti.

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