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Historias de por acá

Un cementerio olvidado y lleno de misterios en Mendoza

Está en una de las zonas más antiguas de Mendoza. Hay tumbas abandonadas. El sitio se usa por las noches para hacer rituales. Es un lugar mágico y extraño, muy poco conocido.

Cementerio de La Reducción ( Rivadavia) Buenos

Pareciera que no hay mucho para ver, salvo campo. Yuyos, cultivos y algunas casas dispersas. Alguna escuela, algún almacén y gente sin urgencias. Pero hurgando un poco aparecen las huellas de un pasado lejano muy generoso en historias. El distrito La Reducción, de Rivadavia, no es un lugar más.

La calle Ozán nace en la Ruta Provincial 62, hacia el sur. No hay mucho tráfico. Casi nada, para ser exactos. Allí nomás, a poco andar, aparece el portón de hierro forjado de dos hojas que pivotea sobre dos pilares de ladrillos. A pesar del abandono, aún luce imponente. Un cartel oxidado anuncia que allí está el cementerio histórico de La Reducción.

Cementerio de La Reducción ( Rivadavia) Buenos
El paso del tiempo y el olvido impiadosos con el cementerio de La Reducción

Deben de ser unos ocho mil metros cuadrados, cercados. Pastizal y arbustos muy crecidos. Entremedio, cruces y tumbas. La mayoría ha perdido las identificaciones. Algunas son muy simples y otras han sido ostentosas alguna vez, aunque ahora sólo queden ruinas.

Son tumbas desde la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX. Algunos apellidos se repiten y se entretejen con la historia de la zona. El primer pensamiento que surge es que es un lugar que merecería estar cuidado y dentro de algún circuito turístico histórico. Toda La Reducción merecería eso, ya que es uno de los lugares de Mendoza con mayor y más antigua historia.

Cementerio de La Reducción ( Rivadavia) Buenos
Lo que queda de ese lugar lleno de misterio

Para entender, hay que remontarse a aquel tiempo donde todo era huarpe. Pero los registros históricos, los que se conservan, comienzan cuando llegó la conquista.

El 17 de diciembre de 1563 la Capitanía General de Chile, por ese entonces al mando de Francisco de Villagra, le concedió al capitán español Pedro Moyano Cornejo la zona comprendida entre los ríos Mendoza y Tunuyán, hasta Desaguadero. Un enorme territorio de 900 leguas cuadradas, unos 4.300 kilómetros cuadrados.

Allí Moyano, el primero de una larguísima descendencia ligada con la historia mendocina, hizo toma de posesión en 1578 y ubicó su estancia y su residencia. Eran tiempos en que mandaba por aquí Alonso de Miranda.

El lugar donde enclavó su residencia, ahora La Reducción, fue conocida primero como Rodeo de Moyano y luego como Estancia de Reducción. Llegó con Pedro del Castillo, que era regidor de la zona y que cumplía funciones de policía y seguridad.

Al capitán español lo heredó su hijo Antonio Moyano y Aguilar y luego su nieto, capitán Antonio Moyano Cifuentes. Ya era 1629.

A partir de allí se forman las estancias Cañada de Moyano, Barriales de Moyano, Topón de Moyano, Retamo, Rodeo del Medio y otras tantas.

Más cerca aún en el tiempo hay registros de que en 1752 Josefa Pasambay hizo un reclamo formal de las tierras, argumentando que era territorio huarpe. Obviamente el reclamo no prosperó.

Ya en el siglo XIX, con la llegada de inmigrantes especialmente españoles e italianos a la zona, los vecinos solicitaron a Arístides Villanueva que se declare "población" a La Reducción. Así se dejó formalizada el pedido de creación el 4 de septiembre de 1872. Para ello se formó una comisión integrada, entre otros, por Eulogio Ozán y Tomás Ozán. Justamente el cementerio está sobre la calle que lleva ese apellido.

Cementerio de La Reducción ( Rivadavia) Buenos
Las tumbas en el olvido en la Reducción de Rivadavia

La Reducción fue primero, antes que todo, incluso antes que se formara lo que luego fue Rivadavia, la cabecera del departamento, y de todos los pueblos y ciudades del Este mendocino y de gran parte de Mendoza.

El nombre reducción fue tomado porque allí, en época española y también en la criolla, se mantenían "reducidos" y les imponía la religión católica a los huarpes que eran capturados en todo el territorio.

Una breve reseña existente en la capilla Nuestra Señora de la Merced, comienza a contar su historia recién desde 1876, diciendo que ese lugar “comenzó siendo un pobre y envejecido oratorio. Por ello en 1876 don Felipe Casas construyó uno nuevo para celebrar las misas de los salineros y los indígenas”. Y agrega que “así comenzó la conquista espiritual de los indios” (SIC).

El cementerio histórico es uno de los últimos vestigios de aquella época. Las tumbas se han perdido, quedan algunas cruces dispersas y también hay unos pequeños mausoleos de ladrillos casi derrumbados.

Las visitas ya no son a los muertos. Los que vienen son curiosos o que llegan con un objetivo oscuro: Es muy frecuente encontrar lugares repletos de velas y de alguna curiosa ofrenda. Rituales. Magia negra. Brujería.

Más allá de estas intromisiones, al menos nadie rompe nada, nadie daña nada, nadie se lleva nada.

La Reducción es un lugar mágico, no hay duda. Y repleto de historia. Tanto, que esta nota es solo el primer capítulo.

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