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Historias de por acá

Personajes de pueblo: El Beto Micheli

Todos los pueblos tienen su personaje. Son parte del paisaje, de sus costumbres. Hombres o mujeres que, por sus características particulares, son la identidad de esos lugares. Aquí la historia de uno de ellos.

El Beto Michelli

“Estaba en el velorio y saqué un cigarrillo. Los de la funeraria me dijeron que ahí no se podía fumar. Entonces les dije: 'Nosotros no podemos, pero él sí'. Le puse un pucho en el féretro y le dije: 'Tomá, Beto. Para el viaje'”.

Mario Contreras se emociona todavía recordando ese momento, a pesar de que ya han pasado más de seis años. Ocurre que el Beto Micheli fue parte de su vida cotidiana, como lo fue para la mayoría de los habitantes de San Martín, en Mendoza.

Dicen que el Beto Micheli se murió una noche de jueves, de un jueves de enero, pero eso seguro que es mentira por más que desde entonces las calles de San Martín se vean desoladas.

"Murió el Beto" fue la frase que repitió toda la ciudad, entre la angustia y la perplejidad. Nadie tuvo que preguntar a qué Beto se referían. Todos pensaron en él, el personaje más popular y querido de San Martín. El Beto Micheli, que para los foráneos podría definirse como "el loco del pueblo", aunque para la ciudad del este mendocino fue bastante más que eso.

El Beto Michelli
El entrañable personaje de San Martín - Foto:  Stefano Gavosto,

Había nacido el 4 de diciembre de 1957. Mario Micheli, su hermano mayor y quien toda la vida estuvo a cargo de su cuidado, contó que “mi padre murió joven y nuestra madre también, a los 36 años. Tuvimos dos hermanas mayores, ya fallecidas, y después seguía yo, otra hermana y el Beto, que era el menor".

Recordó que "mi madre tenía leucemia, el cáncer blanco como le decían en esa época, y recibió radioterapia mientras estaba embarazada del Beto. Eso le afectó al Beto un nervio de la mente, que quedó medio tostado, pero apenitas".

Mario también recordó que al Beto niño "lo vieron varios doctores de Mendoza y Córdoba, pero dijeron que no había nada que hacer, que sólo había que darle haloperidol, una droga que por ese tiempo venía de Inglaterra... Y así anduvo, siempre".

El mito popular dice que el Beto había sido un muchacho normal y buen futbolista, hasta que recibió un tremendo pelotazo que lo dejó afectado. Pero no es así. En cambio, es cierto que cuando tenía 20 años y andaba en bicicleta, lo atropelló un colectivo de la TAC. Según su hermano, "estuvo internado en el Hospital Central y quedó bien... Bueno, quedó como siempre había sido él".

Beto vivía con él en la calle Lavalle, la más chacarera de todas, y tenía la rutina de salir a caminar hacia el centro dos veces al día, una a la mañana y otra después de la siesta. Recorría bares y negocios, pidiendo que le conviden un café y un pucho. Siempre amable, muchas veces riendo, siempre conversando. Jamás agresivo, nunca malhumorado.

Solía decir que tenía sangre polaca, pero eso es secuela de parte de otra anécdota.

Mario Contreras regenteaba uno de los bares de San Martín y el Beto iba todos los días. “Se sentaba y le dábamos un café o un té, según lo que quisiera. Pero, una vez y como muchas veces, el Beto olía muy mal porque no se había bañado hacía mucho. Le dije que se sentara en la vereda, pero no quería. Entonces, llamé con el celular al teléfono fijo del bar. Teníamos un inalámbrico. Una de las mozas se lo llevó y le dijo que el llamado era para él. Entonces le dije que lo llamaba de Polonia y que lo necesitábamos para que dirigiera la selección nacional de fútbol de Polonia. Que se fuera a su casa y que lo llamaríamos allá para coordinar el viaje. El Beto se fue y, a partir de allí, decía siempre que viajaría a Polonia”.

El Beto conversaba todos los días con Mario Contreras y entre ellos se sucedieron conversaciones que terminaron siendo parte del mito.

Cierto día, uno de tantos y como cualquiera, el Beto pasó por el bar del centro, Mario le ofreció que, a cambio del café acostumbrado, pasara el lampazo. Y el Beto, rápido de reflejos, le contestó: "¿Sos boludo? Sólo los locos como vos laburan".

El Beto decía que le gustaban las rubias y no las morochas, pero nunca fue descortés con ninguna mujer.

"Vivía en su mundo", contó su hermano, pero también es cierto que no estaba totalmente desconectado de la realidad. A preguntas simples y concretas, respondía con corrección y simpleza.

Caminaba mucho, siempre. Desde su casa de la calle Lavalle hacia el centro, ida y vuelta, además de todas las cuadras del centro.

El Beto Michelli
El “Beto” Michelli - Foto:   Stefano Gavosto,

"Me lo crucé un domingo, el 26 de enero de 2017. Un día en que las lagartijas andan en ojotas y no había nadie más en la calle. Sólo el Beto", recordó el fotógrafo Stefano Gavosto, un muchacho de San Martín con mucho talento. "Le pedí permiso para hacerle algunas tomas y no tuvo problema". Las fotos de Stefano se viralizaron el día que murió el Beto. Son, por lejos, las mejores por más que casi todos se han sacado alguna con él.

La despedida del Beto fue multitudinaria. Muchos se hicieron un tiempito para ir a decirle adiós en una de las salas de la Cochería Milio.

Beto se fue y San Martín ya no fue igual. La ciudad se quedó sola, sin su personaje más popular y entrañable.

Un año después, la Fiesta de la Vendimia de San Martín lo tuvo como su personaje principal.

Dicen que murió en enero de 2018. Al menos, eso dice la realidad. En su mundo, el Beto Micheli todavía camina entre la gente.

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